Ceder Vistalegre

Quizás sea hora de ceder Vistalegre. No al enemigo, sino al amigo. Abrir las puertas a aquellos que llegan con provisiones, con armas, con justicia y decencia. Sentarnos sobre la mesa y replantear una estrategia que, en la frenética campaña del Año del Cambio, parece ya un tanto caduca. Entendíamos, en noviembre, que nos encontrábamos en un momento de blitzkrieg, de guerra relámpago que, finalmente, con el terreno enfangado, se ha convertido en una carrera de fondo, en una guerra de trincheras para la que es necesario contar con todo el mundo.

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No parece muy sensato enrocarse en una estrategia pensada para un escenario muy distinto. El «no-caso» Monedero, el trampolín hecho a Ciudadanos, el baño de realidad de las Andaluzas, el chute de ilusión del 24M, todo ello ha cambiado profundamente la postura en la que se encuentra Podemos y ha abierto nuevas puertas, nuevos caminos y posibilidades políticas de cara a otro noviembre, el de las próximas elecciones generales.

Querer capitalizar la Unidad Popular en un sólo movimiento, en este caso Podemos, es cerrar las puertas a cientos de luchadores, activistas y profesionales que creen en sus propios proyectos políticos y personales y que rechazan colocarse bajo el paraguas de una marca con la que no se identifican. No lo olvidemos: Podemos puede no gustarle a todo el mundo, tienen su derecho y confían en otros proyectos pero son gente decente que quiere cambiar las cosas y con la que se puede construir un acuerdo para ganar España para los de abajo (los oprimidos, los necesitados, la mayoría empobrecida por la minoría).

No sé si la propuesta de Unidad Popular lanzada por Alberto Garzón es un acto de generosidad o lo es de oportunismo pero no conviene, en política de izquierdas, arrojarse en manos de la desconfianza y del recelo, cerrando puertas a aquellos que se quieren sumar al cambio, vengan de donde vengan. Hay que recordar que Podemos es parte de la revolución democrática de nuestro país pero no es, en sí mismo, la revolución democrática. No pretendamos que unas siglas pongan límites a lo intangible.

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Una Unidad Popular que quiere crearse bajo unas siglas únicas, fagocitando al resto de fuerzas políticas y de movimientos sociales, se acaba convirtiendo en una trituradora de los mismos, se sustituye consenso por imposición y humildad por arrogancia. Nos ha enseñado Ahora Madrid que las dificultades son las que conducen a encontrar mejores caminos: Podemos vio su debilidad en la CUP de la capital y tuvo que reaccionar, como dijo Fray Poll, adaptándose y mejorando, presentando una lista unitaria con Ganemos Madrid y con Manuela Carmena a la cabeza. Si Podemos no hubiera tenido que consensuar nada en Madrid, si se hubiera presentado con sus siglas, probablemente estaríamos bajo la crecida sonrisa de una Esperanza Aguirre vencedora.

Contamos en España con cientos de movimientos sociales -muchos surgidos del 15M– y partidos políticos comprometidos con el cambio (Podemos, Equo, IU, PACMA, Compromìs, PCE, las CUP catalanas, etc.) y ahora también las candidaturas y Mareas que han ganado fuerza en cientos de municipios tras el 24M. ¿Nos debemos arriesgar a perder esta fuerza arrolladora de la nueva política, pensada para poner a la gente común en el centro del debate político?

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Sé que la confluencia no es fácil -lo sabemos de cerca- pero quizás es hora de que todos cedamos: que Podemos frene su arrogancia de flamante caballero, de San Jorge contra el Neoliberalismo, y que IU rebaje su dogmatismo de sabio anciano. Construyamos entre todos una alternativa colectiva, donde los proyectos políticos y los movimientos sociales colaboren sin diluirse, donde ni Podemos ni IU sean paraguas de nadie sino herramientas al servicio de la gente. Parece que sólo así se podrá contar con todos para crear un proyecto de nuevo país y una esperanza para las nuevas generaciones -no sólo españolas sino también europeas-.

Hay que recuperar el espíritu colectivo e integrador del 15M, como dijo Monedero, para hacer de esta Segunda Transición un proceso del que sentirnos orgullosos. Podemos es y seguirá siendo una pieza fundamental del puzzle pero no es la única y despreciar o rechazar al resto puede condenarnos a no acabar nunca de construir la imagen de una España más justa.

Acerca de Pablo Aparicio Resco

Docente de Arqueología Virtual en el Máster de Patrimonio Virtual (UA), en el Incipit (CSIC) y en cursos y talleres independientes. Autónomo en PAR - Arqueología y Patrimonio Virtual. Historiador del Arte y Arqueólogo.
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3 respuestas a Ceder Vistalegre

  1. juancsr dijo:

    Completamente de acuerdo. Espíritu colectivo integrador y Unidad Popular. Si se puede!

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  2. juanma dijo:

    Espero q Pablo Iglesias sepa ver el momento politico, es hora de sumar sin absorver

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  3. En principio suena bien. Pero Podemos no puede olvidar que su éxito arrollador no fue por falta de partidos y organizaciones de “izquierdas”. Hubo algo más, algo que no ofrecían ni IU en todas sus facetas, ni CCOO, ni los demás grupos de izquierdas; mucho menos el Psoe. Regeneración, optimización, democratización y dignificación de la cosa pública. La gran prueba de fuego, como siempre es la realidad. Como decía aquel, OPERA CREDITE, NON VERBA. Y los actos de Psoe e IU están ahí. Si creemos ser suficientemente robustos ya para resistir esa fuerza, vale. Yo lo llamo orientación magnética casual. Nuestras organizaciones nacen transversales por efecto de las ineficiencias del sistema vertical, pero en el proceso de fusión, tendemos a alinearnos con la verticalidad. Y si alguien dice que lo transversal es más difícil de gestionar que lo vertical, eso ya lo sabíamos.

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